miércoles, 29 de febrero de 2012
viernes, 17 de febrero de 2012
miércoles, 15 de febrero de 2012
Isis, la diosa pecadora, por Eduardo Galeano.
Como Osiris,
Isis aprendió en Egipto los misterios del nacimiento incesante.
Conocemos su
imagen: esta diosa madre dando de mamar a su hijo Horus, como mucho después la
Virgen María amamantó a Jesús. Pero Isis nunca fue muy virgen, que digamos.
Hizo el amor con Osiris, desde que se estaban formando, juntos, en el vientre
de la madre, y ya crecida ejerció durante diez años, en la ciudad de Tiro, el
oficio más antiguo.
En los miles
de años siguientes, Isis anduvo mucho mundo, dedicada a resucitar a las putas,
a los esclavos y demás malditos.
En Roma
fundó templos en medio del pobrerío, a la orilla de los burdeles. Los templos
fueron arrasados, por orden imperial, y fueron crucificados sus sacerdotes;
pero esas mulas tozudas volvieron a la vida otra y vez.
Y cuando los
soldados del emperador Justiniano trituraron el santuario de Isis en la isla
Filae, en el Nilo, y sobre las ruinas alzaron la católica iglesia de san
Esteban, los peregrinos de Isis siguieron acudiendo a rendir homenaje a su
diosa pecadora, ante el altar cristiano.
Fuente: Espejos, una historia casi universal de Eduardo Galeano.
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