lunes, 28 de noviembre de 2011
domingo, 27 de noviembre de 2011
Diosas Griegas 2: Atenea
Atenea es hija de Zeus y de Metis, nació de la cabeza de Zeus.
Diosa virgen, es fundamentalmente guerrera.
Por ello se la suele representar armada con casco, lanza y escudo, y además con
la égida, una piel de cabra que cubre su pecho en la que se halla la cabeza de
la Gorgona Medusa. Pero se diferencia de Ares por representar la guerra en su
aspecto más racional: es la que infunde el valor en los guerreros. Por alguno de
ellos siente especial predilección, como por Aquiles y por Diomedes, hijo de
Tideo, como se ve en la Ilíada, obra
en donde su intervención es constante y decisiva como ferviente partidaria de
los griegos. También vela constantemente por otros héroes: por Ulises (a quien
tanto protege y ayuda en la Odisea),
por Heracles, por Perseo, por Teseo, etc.
Y, por otra parte, es protectora de las
ciencias, de las artes y artesanías, en especial, de las labores femeninas. Por
eso las doncellas le dedicaban un peplo bordado por ellas mismas en las fiestas
llamadas Panateneas, celebradas en su honor en Atenas, ciudad de la que la diosa
era patrona. Consiguió tal patronazgo tras competir con Posidón, pues la ciudad
prefirió el olivo que ella les dio al regalo de Posidón, que hizo brotar una
fuente.
A pesar de su enorme importancia en el
aspecto religioso, no tiene muchas leyendas propias. Una de las más curiosas
cuenta que Hefesto se enamoró de ella e intentó violarla: cuando Atenea se
resistía, él eyaculó sobre el muslo de la diosa, que se limpió el semen con un
trozo de tela que luego arrojó a la tierra. Así nació Erictonio, surgiendo de la
Tierra, y Atenea se ocupó de la crianza de este niño, casi hijo suyo, de cuya
estirpe descienden los primeros reyes de Atenas.
Tiene el sobrenombre de Palas, y recibe a
menudo el epíteto de "la de ojos glaucos" o "la de ojos de lechuza", y también
otros como "portadora de la égida".
miércoles, 23 de noviembre de 2011
viernes, 18 de noviembre de 2011
miércoles, 9 de noviembre de 2011
Diosas Griegas 1: Afrodita (Cipris)
Nacida, según Hesíodo cuenta en la Teogonía, de la espuma (el esperma) que
se originó en el mar alrededor de los genitales cortados de Urano. Pero en la
versión de Homero -en la Ilíada- es
hija de Zeus y Dione.
Es la diosa del amor y del sexo, cuyo
influjo ejerce sobre todos los seres (como se explica en el Himno Homérico a Afrodita). Entre otros
muchos, sobre Paris y Helena, lo que está en estrecha relación con el famoso
Juicio de Paris y ocasionó finalmente la guerra de Troya; sobre Fedra; sobre
Medea, etc. A veces ese amor que infunde es un castigo que la diosa impone por
no recibir las honras debidas: es el caso de Hipólito, que la desprecia a ella y
venera en cambio a Ártemis. Por eso Afrodita hace que se enamore de él su
madrastra, Fedra, desencadenando así el trágico fin de ambos (todo lo cual
constituye la trama de la tragedia Hipólito de Eurípides).
Pero también de ella misma se conocen
historias de amor. La más célebre es con el dios Ares, que nos transmite la Odisea (canto VIII): a escondidas de su
esposo, Hefesto, la diosa tiene relaciones adúlteras con Ares. Enterado de ello
Hefesto, fabrica una red invisible con la que atrapa a ambos amantes en el lecho
y los deja a la vista de los demás dioses.
También se unió a mortales como Adonis y
Anquises. De este último -un príncipe troyano- se enamoró por la acción de Zeus
que quería castigarla, y de él tuvo a su hijo Eneas, lo que da tema al Himno Homérico a Afrodita y es
mencionado también en la Ilíada
(además de en otros pasajes, en cantos V y XX, que son los de mayor protagonismo
de Eneas). En cuanto a Adonis, su incomparable belleza enamoró a la diosa, pero
el joven murió prematuramente herido por un jabalí.
Sin embargo, el esposo legítimo de Afrodita
(según Homero en la Odisea) es
Hefesto, el dios precisamente menos agraciado.
Se la suele representar acompañada de Eros,
la otra divinidad que infunde el amor, que en tradiciones más bien tardías se
considera hijo suyo.
Tuvo un papel importante en la guerra de
Troya, como defensora de los troyanos, sobre todo de su hijo Eneas y de su
protegido Paris. Así se muestra en la Ilíada, principalmente en el canto V, en
donde no sólo salva a Eneas, sino que participa activamente en la batalla,
siendo herida incluso por el héroe griego Diomedes. Y en el canto III es a Paris
a quien libra de la muerte en el combate, y a continuación provoca de nuevo el
deseo amoroso entre él y Helena.
Es especialmente venerada en la isla de
Chipre, donde se encuentra su célebre santuario de Pafos, y en la de Citera. De
ahí sus sobrenombres tan frecuentemente utilizados: Cipris y Citerea. Epítetos
suyos son -entre los más habituales- "risueña" y "dorada", significativos de su
carácter.
sábado, 5 de noviembre de 2011
viernes, 4 de noviembre de 2011
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